Venías viajando
mi niña porfiada
en un gran caballo
de cuentos de hadas.
Venías cantando
cuando en él volabas
y allí junto al árbol
alfalfa le dabas.
Venías soñando
abriendo ventanas
y tus bellas manos
las flores rozaban.
Recuerdo tus pasos,
tu altiva mirada.
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